Te llevaré conmigo
en la tempestad a mar abierto
en la proa de la derrota.
Sí, te llevaré hasta que la sangre se seque
y los huesos se vuelvan tierra fértil.
Te llevaré entre el fango
y caerás a mi pantano ahogándote
como un animal indefenso.
Te llevaré como a un muerto al cementerio
y llenarás el vacío de lo inerte.
Te llevaré en el peso de la piedra
que hay bajo mis pies
y serás la lápida.
Te llevaré
arrastraré toda humanidad
tu cuerpo frío
los parpados azules.
Te llevaré y el infierno arderá
al fin arderá lo que nunca fuimos
lo que nunca seremos…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Exquisito!!
ResponderEliminarTu morbo (o gritos en pos de la asunción de la omnipresente muerte) en palabras, es terriblemente agradable a la sensación de leerlo.
Así, como bien indicás en tus introducciones laterales, uno sangra con vos en este instante.
Abrazo Mariana. Muy bueno realmente tu escrito.