a Sandra Roxana Velasquez.
La quietud del día en su fin
lleva caída libre en los granos del tiempo.
Hay una sombra en las cosas inconclusas
en lo irreparable,
en las costras resecas del alma,
en el mar del naufragio
en esa tempestad de las postergaciones.
Al término de tu vida
la mía queda desecha,
lo que las manos construyeron
lo que el tiempo deshizo
y las que fui deconstruyendo
se aferran a lo que pudo ser y no fue.
En la siesta de las cosas
queda pegado el tiempo.
Ahora en tu muerte mi vida queda desnuda,
desamparada,
a la deriva en mi llanto
en el peso del dolor que encorva el cuerpo.
Es lo que no logra entendimiento
lo irreparable,
lo inconcluso en mi.
lo que vuelve jamas es recuerdo solamente
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