Tus labios, el mar de mi dolor,
desprenden calor húmedo,
comiendo los lamentos internos del ser,
el ser que se escapa con cada aliento,
con cada gemido, que va transformando,
lo que trascurre y no se detiene,
la esquina de mi vértice existencial.
Tus labios comiéndose las ansias.
Libido sueño, en el que naufrago,
para encontrarte en este lecho,
y abrazarte confortable,
iluminando nuestra oscuridad,
encontrándonos
mientras nos perdemos en orgasmos.
Tu rostro dolido,
tu piel ardiente y viva,
el cuello de mis besos,
tus manos cultivando mi intima profundidad,
los llantos enmudecidos,
recorriendo dos cuerpos entrelazados,
delicadamente enredados.
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