Estos sueños muertos
con los cuales amanezco,
con los que viajo hasta el desierto,
con los que naufrago…
Estos sueños muertos, tan míos.
en los que se cristaliza mi alma,
en los cuales se vuelven de piedra mis ansias.
Momentos que llegan
momentos que se escapan…
Mis sueños muertos, irreales,
dolorosos, en los cuales me vi ausente…
Distante… en la profundidad del pensamiento
pensamientos irreales y sin fin…
Estos sueños muertos y sus heridas,
¿hasta donde me acompañarán?
No tienen fin, aunque si un principio,
deambulan por la casa…
van, vienen, se alejan, se marchan…
Luego regresan para alojarse en mi mirada perdida.
Es ahí que me abrazan con firmeza,
y se precipitan en lagrimas negras,
como un personaje del abismo del dolor
que se vuelve intenso y favorito…
Mis tristes sueños muertos
no podrán irse, parecen tatuajes eternos en mi piel,
en la esencia del pasado
que no deja de ser un presente ocasional.
Mis ancianos sueños muertos,
no pueden mas que perecer
en la penumbra del pensamiento,
melancólico y lejano,
el que jamás alterará la intensidad y oscuridad del desengaño…
Mis tristes sueños muertos
duermen ya…
y al despertar inesperado,
sangrarán un bostezo apasionado.
En el cual se volverán abrazar
la ingenuidad y la mentira
advirtiendo su cíclica muerte y resurrección.
martes, 11 de agosto de 2009
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