martes, 22 de febrero de 2011

En guerra silenciosa

En términos de guerra se despierta
la palabra
al silencio de mi infancia.

Clavo una bandera
en la puerta de salida de mi adolescencia.

Y me paro firme
en esta juventud
que poco a poco muere.

Creo que he llegado
al momento en que los días caen del almanaque
como de un árbol en otoño.


Conclusiones olvidadas

Solo necesitamos la punta de una daga
que abra suave la carne
y se viertan los deseos a la descomposición futura.

El dolor desarmará del cráneo
todo pensamiento
y ese sabor caliente será insulso
en la lengua,
mientras recorre el paladar como un naufragio.

Mi pobre lenguaje
quizás acaricie tus oídos,
insista en tu cuello
algún miedo en prosa,
mientras la oscuridad se enciende.

Y la daga escoja otro recorrido
y yo no sepa que sangre me mancha
o que sabor es el mío.