miércoles, 26 de agosto de 2009

Sustancia



Tus oscuras entrañas
tu vientre
guardan la descomposición de la piel,
mientras late el vacío
que los océanos no llenan.

Entre tus piernas
en tus pechos
duerme
la herida que tantos cuerpos no curan,
que tan sólo arañan tu oscuridad.

Con la sed del animal
y su hambre
vas de morada en morada
atravesando los huesos, la carne,
entre sabanas y ausencias,
para regresar a tu lecho frío
una y otra vez con el mismo sabor.

En el nacimiento del sol
tu ojos se abrirán
al desamparo de tu esencia,
y tu cuerpo se ensuciara de otros,
tu boca se podrirá en mentiras.

martes, 18 de agosto de 2009

La sombra que no alcanza su carne.


Miro mis manos
soy carne.
Salgo de esta oscuridad
un instante para no sentirme carne.
Soy la carne que vuelve
que vuelve en carne
que no logra ser entera y se desintegra.
Soy carne que camina infinita
hacia su muerte y putrefacción.
Miro mis manos
acá estoy bajo la luz que proyecta
la sombra de la que provengo.
Me miro carne infinita
que no sale de su oscuridad
que se desintegra
hacia la putrefacción.
Y vuelvo siempre a la luz
que no logra ser entera sin oscuridad.
Vuelvo a mis manos
y su sombra
que proyecta su muerte infinita.
Soy carne me miro
y las manos no alcanzan la sombra
que se desintegra en la oscuridad
en donde solo se encuentra carne.


sábado, 15 de agosto de 2009



Toda noche se posa en nosotros,
en las estaciones de trenes
en el parque
en un bar
en la cama
en el subterráneo,
sentados,
desnudos cayendo…
Toda noche se abre entre vos y yo,
en el silencio nocturno,
entre las sabanas que la ausencia llena,
que el vacío desgarra.
Y como la noche se posa
nos abre en carne,
y nuestros cuerpos,
-sin poder evadir ese ahogado dolor
que late en cada orgasmo-
simplemente se rompen.
La noche abre la madrugada,
se cierran tus ojos,
y con ellos la muerte se posa, se abre, cae.

La hora y el día


Al término de esta hora
la descomposición cerebral
iluminará una nueva orgía de pensamientos.

Lamentaré las memorias
por ser solo ello,
por no tener vida
carne…

Llegará esa hora
y caerá a mi abismo
la muerte del día.

Llegará esa hora
y no se ira el fragmento de mi infancia
que no logra desintegración.

El día ensuciara las nubes
en su nacimiento
y esa hora llegará,
para marcar cruces.

Llegará esa hora
tendré tu sabor en mí,
llegará el día
en que tu vejez será el fin.

viernes, 14 de agosto de 2009

Valle fecundo



Estoy sentada en este borde
mirando la línea sutil entre
mis ilusiones y mis fracasos,
con la vista posada en los pensamientos.

Me estremece la muerte del día
mientras caigo a la vida sin certezas.

En la habitación
como fuelle de bandoneón
mis pequeños escritos,
prematuros
balbucean en la noche,
los observo anidando en la cama,
el valle en donde fecundo los sueños.

Una delgada línea se abre en mí
como una herida insospechada
alumbrando la cintura de mis dolores.

Algo me sopla los ojos
y ya estoy de vuelta.

martes, 11 de agosto de 2009

El calor de tus labios

Tus labios, el mar de mi dolor,
desprenden calor húmedo,
comiendo los lamentos internos del ser,
el ser que se escapa con cada aliento,
con cada gemido, que va transformando,
lo que trascurre y no se detiene,
la esquina de mi vértice existencial.
Tus labios comiéndose las ansias.
Libido sueño, en el que naufrago,
para encontrarte en este lecho,
y abrazarte confortable,
iluminando nuestra oscuridad,
encontrándonos
mientras nos perdemos en orgasmos.
Tu rostro dolido,
tu piel ardiente y viva,
el cuello de mis besos,
tus manos cultivando mi intima profundidad,
los llantos enmudecidos,
recorriendo dos cuerpos entrelazados,
delicadamente enredados.

Sueños muertos

Estos sueños muertos
con los cuales amanezco,
con los que viajo hasta el desierto,
con los que naufrago…

Estos sueños muertos, tan míos.
en los que se cristaliza mi alma,
en los cuales se vuelven de piedra mis ansias.
Momentos que llegan
momentos que se escapan…

Mis sueños muertos, irreales,
dolorosos, en los cuales me vi ausente…
Distante… en la profundidad del pensamiento
pensamientos irreales y sin fin…

Estos sueños muertos y sus heridas,
¿hasta donde me acompañarán?
No tienen fin, aunque si un principio,
deambulan por la casa…
van, vienen, se alejan, se marchan…

Luego regresan para alojarse en mi mirada perdida.
Es ahí que me abrazan con firmeza,
y se precipitan en lagrimas negras,
como un personaje del abismo del dolor
que se vuelve intenso y favorito…

Mis tristes sueños muertos
no podrán irse, parecen tatuajes eternos en mi piel,
en la esencia del pasado
que no deja de ser un presente ocasional.

Mis ancianos sueños muertos,
no pueden mas que perecer
en la penumbra del pensamiento,
melancólico y lejano,
el que jamás alterará la intensidad y oscuridad del desengaño…

Mis tristes sueños muertos
duermen ya…
y al despertar inesperado,
sangrarán un bostezo apasionado.
En el cual se volverán abrazar
la ingenuidad y la mentira
advirtiendo su cíclica muerte y resurrección.

lunes, 10 de agosto de 2009

Dolor color negro

Mi tristeza de niña huérfana
que no halla la herida externa.
Mi tristeza de niña olvidada
brilla en los ojos de la soledad
y en su cuerpo híbrido vacío y solo.
Mi tristeza
sangra el cuerpo por dentro,
como la muerte silenciosa
infectándolo todo.
Mi tristeza,
el interminable naufragio
en la penumbra estéril,
de hundimientos en el mar del desconsuelo.

Hasta que la piel



Nademos en el mar caliente
de mi memoria,
no salgamos de él
hasta que la piel se nos arrugue.
Permanezcamos tanto como sea posible.
Necesito ese calor,
necesito flotar en cada gota
que este mar acumula,
ya sea de llanto
o de lluvia de tu vida contra la mía.
Que el cuerpo se vuelva liviano
que las manos, las piernas,
se extiendan casi hasta despegarse
de todo…

El deseo

El deseo es una mujer de negro
una mujer extraña,
el deseo es la mujer.
Mi deseo es el desierto sin sed
la sed sola, sin desierto.
El deseo son las manos alejándose.
El deseo es ella
la misma mujer de negro,
y su rostro pálido que no se deja acariciar.
El deseo es un cuerpo maniatado,
en una habitación oscura y solitaria.

Las manos

Los inciensos humean
y le dan contorno al alma,
la vuelven tangible
entonces, algo se extiende y se vuelve carne,
se hacen visibles
como una prolongación de ella
para poder tocarte.

Yo despoblada…


Yo que estaba despoblada
en mañanas desérticas
eufórica de sueños
vislumbrando anhelos.

Yo que anochecía despoblada
vaciando noches
a la luz de la luna
en su sombra solitaria.

Yo que vivía despoblada
suspirando fantasías
alejando pretensiones
cultivando memorias.

Yo que dormía despoblada
desnuda de caricias
abrazando ausencias
soñando feminidad.

Yo que caminaba despoblada
que recorría ciudades
recordando con nostalgia
la cuidad mía.

Yo permanecía despoblada
abnegando vida
observando perpleja
la caravana de utopías.

Yo que un día despoblada
cuando amanecía
deje vacía esa morada mía
abandonando la vida que conocía.

Sueños apretados

Sueños apretados,
que desvían y estancan,
entre las luces que se van apagando,
entre lo estéril que se aproxima,
y la inercia que me cautiva.
Entre sueños apretados,
el dormir, te anestesia,
aplastando los párpados,
y eliminando las fuerzas.
Ay princesa mía
estos sueños se escapan,
y la lluvia no para,
y las tormentas se disipan,
y tan solo soy carne que un día será putrefacta.
Ay princesa tus senos no adoptaran mis hijos,
y el universo se los llevara…

Todo arde


Todo arde alrededor,
los cielos, el agua, el aire
todo arde,
infinitamente arde.
Mi mente despoblada arde en ruina,
el casco abandonado de mi naufragio arde,
las llamas de mi dolor lo cubren todo,
y no puedo arder yo.
No puedo arder
como todo lo que esta en mis cuatro puntos cardinales,
todos ellos hasta los polos arderán.
Y yo, y mi cuerpo, y mi alma no ardemos,
aunque todo en mi sea llamas.

El silencio que te habita

A veces cuándo ya estoy triste de leerte
como un libro de terror,
la desolación
me aplasta agachando la cabeza.
Y tus páginas son mujeres,
y en cada capitulo tu nombre es ausencia,
y los días son el llanto silencioso
que no logro secar en ti.
Y en ese vacío mudo
que veo en tus ojos saturados,
veo el fondo de un aljibe
y su última gota.

Sin llamarlo dolor


Como un agujero negro en mi pecho
se abre un adiós,
y las flores muertas en mi boca,
la despojan de todo sonido.

La muerte del cielo ennegrecido
llora la tarde silenciosa
todo se aquieta
y la hiel del desconsuelo
ahoga mi corazón mendigo.

Como la herida que llora la roca
hasta llegar al inmenso mar,
lloran las grietas de mi rostro
junto al temblor de gestos desnudos.

Y en lenta agonía
toda mi humanidad
duerme el vacío y la ausencia
en la noche infinita.

Cementerios

Pequeños espacios sin luz,
mi cerebro no late
no se mueve, no muta,
esta sensación inerte
me perfuma de dolor.
Los jardines de las ventanas
que mis ojos no alcanzan
florecen en silencio
y en silencio mueren.
El cementerio del olvido
planta otra cruz
una nueva cruz con tu nombre,
para al fin dejarte atrás.
Un poco más vacía que ayer
o finalmente estéril,
vas plantando una nueva cruz
en tu cementerio también
con mi nombre…

Ay nosotras

Vos y yo,
nosotras primerizas, enamoradas,
inexpertas presuntuosas.
Ay nosotras, esas de ayer,
tan jóvenes e inmaduras.
Frutos verdes apurando estaciones,
buscando el sol.
Nosotras tan perfectas,
conmovidas,
presurosas, devorándonos.
Ay nosotras que felices fuimos,
que tristes nos volvimos,
que vacías nos quedamos
de darnos el cuerpo entero
y el alma llena.
Pero qué hicimos con el oxigeno,
que parece que no alcanzar…
Qué les paso a nuestras manos,
aquellas que generosas nos acariciaban.
¿Qué nos paso?
Como desaparecimos,
para encontrarnos en otros brazos,
en otras camas, en otros cuerpos.
Aunque yo no sea de nadie
y aunque vos ya no me pertenezcas.
Aun recuerdo tu perfume
y aun te extraña mi cama,
aun te recuerdo, aunque con dolor,
con tristeza y decepción.
Ay febrero me colmaste de deseos.
Ay octubre me desgarraste por dentro, para siempre.


01/09/08

Vívido

Estamos brotando de estación
cayendo a la vida como gotas,
dando giros a los días,
brillando en la noche infinita.
Multiplicando los deseos,
explorándonos como abismos,
habitándonos silenciosos.
A veces intrépidos navegantes
y otras náufragos dolorosos.
Viniéndonos al cuerpo
yéndonos al alma.
Cambiando de lo verde a lo rojizo
mutando los sentidos.
Perdiéndonos en el encuentro
encontrándonos perdidos,
espontáneos, repentinos
repetidos, singulares
conmovidos, peculiares.
Desde la fecundidad a las cenizas.

Fruto enfermo

Mi corazón es un fruto
que se comen los gusanos,
una herida putrefacta.
Y en la ambrosia de las horas
soy un mar negro,
en donde lloran las viudas
de este corazón enfermo.

Ay, melodía

Ay, melodía…
me arrastras a recuerdos enterrados
que la traen de regreso.
Enterré nuestros días,
dejándote al fin atrás,
quizás de la única manera
princesa,
quizás de la única.
Ya no deseo ese sabor a desolación y desesperación,
el sabor indescriptible del dolor,
que a su termino trajo tu destierro,
volviéndose las fotografías
el frente de una lápida.
Las pertenencias extrañas ruinas,
estorbándonos mutuamente…
Hay una melodía que te trae inesperada,
y es entonces que algo se desgarra,
y satura los sentidos
extirpa la paz,
despierta la soledad,
desentierra lo querido
y madura frutos verdes,
junto a mañanas dormidas,
y la vida es por un instante
el eterno caos de tu mundo y el mío.
Hay una melodía que despierta la memoria
y los fantasmas vuelven tormentosos…
Hay una melodía que aún te ama,
y yo la acompaño doliente mientras dura,
para volver a dormir…

Sólo carne, mil veces


Soy el desmonte que la vista lleva
hasta el infinito,
la desolación,
el río sin caudal
y las piedras solitarias.
Soy la noche del huracán,
el mar tempestuoso,
la flor que adora el sol,
las algas que boyan en el océano.
Soy los párpados abiertos en la noche
después de un sueño,
el cuerpo quieto,
el silencio nocturno
que permite escuchar el movimientos
de las células.
Soy carne, mil veces carne,
soy la sombra de la parálisis,
el olvido que te alcanza.

NaciMienTo..


Una tarde el intento se volvió acción,
esa tarde se volvió noche,
la noche mañana
y con ella se estiro entre la sabanas
una inquietud,
de un bostezo a la vida
y en ese instante,
MiL VeCes CarNe..