Una infección llamada amor
llego hasta la punta de la pluma
que dejo morir la tinta.
Y el lenguaje
la expresión del papel
murió en lenta agonía.
Mi corazón
me sometió a la pobreza
de suplicar por el fin de los días
por un lugar en los pasillos de la muerte.
Y cuando esta plaga se marchó
una vida despoblada
miró por la ventana
de un lugar gris,
el polvo
y los escombros
tapando las manos,
las grietas en la piel
los pies descalzos de deseo
los ojos secos como pasas
y en la boca undida y receca
la ausencia..
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Bien acá! Que no decaiga la palabra!
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