Ella es un abismo
oscuro y solitario.
Es principio y fin
en un solo cuerpo.
La tempestad y la calma,
el delirio y la razón,
la belleza y la destrucción,
la luz y la oscuridad.
Ella es compañía y soledad,
todo junto, y a la vez.
Ella es un abismo
oscuro y solitario.
Es principio y fin
en un solo cuerpo.
La tempestad y la calma,
el delirio y la razón,
la belleza y la destrucción,
la luz y la oscuridad.
Ella es compañía y soledad,
todo junto, y a la vez.
Declinamos para sobrevivir
y morder el sudor en una noche fría.
Rompernos como un cristal
resbalando de las manos por descuido,
ser fragmento que se lleva la tempestad
a esos mares negros
a los que apunta la mirada.
Declinamos enfermos
con el alma morada
cayendo a un destino marrón y putrefacto
declinamos a lo inevitable
enfermos y aun vivos.
Declinamos desnudos
al frío de manos que se cierran
desnudos en ropas que abrazan lo ya muerto.
Declinamos en bocas ausentes de sonoridad
tumbas a la que echamos tierra a las palabras.
Y sobrevivimos una día más.
Declinamos...
El arte es ese lugar entre tus piernas
el óleo resbalándose entre las manos
el roce tiñendo el cuerpo como un lienzo puro
que se impregna de tu piel
en matices que hacen morder la locura.
El metal se encenderá
al atravesar la carne
y ungido en mí
llorará unas pocas lagrimas rojas
tendré en mi costado
nuevamente tu sed.
Hay en tus ojos una tristeza lunar
que ahonda.
.
Una luna inmensa de tus ojos
que en la noche
es imagen en blanco y negro
semejante a la mía
en un valle de insomnio.
.
Hay una pena escapando de tu escote
que conspira con tus rodillas
y mis manos.
Que seduce todo
lo que atrapan las sombras
liberando los barrotes del cuerpo.
.
Hay en tus ojos una tristeza
que acaricia la mía.
Sospecho que estoy en caída libre
sin un rumbo exacto
sin una dimensión verdadera
con escasa resistencia
y luminosos parpadeos..
Sospecho que el viaje lleva algunos días
sin tiempo y con diversos espacios.
Me extasía la distancia que llevo
del punto de partida
y de las cosas que deje atrás.
Me deslumbra el instante que llevo inmóvil
apacible
inmóvil en tu ojos..
.
.
Sin piel
sin costras
desnuda en el infierno otoñal.
Madre de las heridas.
Delicada y dulce
tu mano abre costados
mancha la memoria de un rojo amargo,
dejando fluir sobre la carne
el llanto del cuerpo.
Hay una pregunta
en el contacto volátil de tu mirada y la mía,
¿Qué sabor siente tu lengua sobre el filo ensangrentado?
Una mañana caminaba entre tus muertos
como se camina entre los muertos
intentando no tocar el tieso sueño que llevan,
y rogaba, mordía los labios de la nostalgia
para no traerte,
para no encontrarte.
Mientras los pasos levantaban polvo
ensuciando la hierba y la conciencia.
Bajo mi cabeza
en el costado izquierdo
con anhelo suplicaba tu presencia.
Me senté entre la multitud
en un salón poblado,
un laberinto donde miles de pensamientos
desembocaban el mismo recinto
o en algunos abismos.
Y desde allí te concebí
sentada a mi lado
parada al frente,
fumando un cigarrillo afuera en el jardín del tedio.
Me sentí tan pobre
tan hambrienta
cansada…
a Sandra Roxana Velasquez
Esa puerta siempre
esta entre abierta.
Nadie espera,
nadie imagina que un día llegará,
golpeará,
y dirá tu nombre.
Aquella mañana como cada mañana
estaba ausente del mundo
de mi vida
del sol
del aire.
Sonó el teléfono
al levantarlo
por cada miembro de mi cuerpo
corrió sangre helada
quedando en perfecta parálisis.
Sin entendimiento
como si un electroshock
sacudiera la conciencia.
Los parpados estáticos
la saliva ausente,
en ese instante me rendí…
Llegaron barcos del mar negro
me llevaron
me rendí...
Esa mañana sonó el teléfono
Sandra había muerto…
I
En tus crisis
en ese océano violento
lo azul se pega a tus pupilas
la espuma
a lo blanco que imantan tus ojos,
que despide lo simple y lo profundo
ahogándose en toda sustancia,
partiendo desde la orilla,
el fin o el principio
no sé...
II
En tus crisis
soy un barco
que se niega a morir en la arena.
III
En balsa llegue a mí
y en aquella isla dejé enterrada
mi tristeza.
IV
Fuera de tu atmósfera
olvido ya,
lo que fue respirar o asfixiarse.