domingo, 6 de septiembre de 2009

Los años que te robe


Ay, Magdalena,
yo solía asesinarte mansamente
anidando en la desconfianza,
la locura se vestía de alivio a mis dolencias,
estaba tan enferma y adormecida.

Yo solía abandonarte cada día
cada oscura noche,
en búsqueda de culpables
o de certezas que te condenaran,
por amarte despiadadamente.

Ay, magdalena,
lejos de tus latidos -envenenados por la ausencia-
me encontraba,
refugiada en mis fantasmas y sus orgías.

Magdalena
que afortunadas,
lejos de esas tierras borrascosas,
lejos de las heridas mentales
del pozo negro al cual caían los sueños.

Hoy, Magdalena
vengo de pagarte mi deuda
atravieso el meridiano de mi hora
de polo a polo mi dolor,
con olor a muerte en el alma
con la boca pastosa
sangrando de frustración,
y el costado abierto
por el filo del cinismo.

Hoy, Magdalena
dejo saldado los años
que te robe…

No hay comentarios:

Publicar un comentario