viernes, 14 de agosto de 2009

Valle fecundo



Estoy sentada en este borde
mirando la línea sutil entre
mis ilusiones y mis fracasos,
con la vista posada en los pensamientos.

Me estremece la muerte del día
mientras caigo a la vida sin certezas.

En la habitación
como fuelle de bandoneón
mis pequeños escritos,
prematuros
balbucean en la noche,
los observo anidando en la cama,
el valle en donde fecundo los sueños.

Una delgada línea se abre en mí
como una herida insospechada
alumbrando la cintura de mis dolores.

Algo me sopla los ojos
y ya estoy de vuelta.

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